sábado

Al que le quede el poncho...

A usted, Señor...
Sí, sí , a usted, no se haga el leso.
A usted le digo. Usted el de apariencia desgarbada.

Usted, Señor de casi 40 años, con una profesión,
que se arroga una gran sabiduría y profundidad...
Usted, que según entiendo, ha estudiado muchas cosas de ámbito formal y no formal, y que ha tenido una vida dura, pues así lo grita a los 4 vientos. Y ha llegado lejos, no lo niego, con nada más que con empuje y con más fe que recursos...

¿No le parece vergonzoso el numerito?

Mire, soy una mujer que valora muchísimo un hombre capaz de conectarse con sus sentimientos y que puede, se permite, ser sensible. Un hombre, que es capaz de llorar porque se emociona, o porque ama, o porque le duele la pérdida de un amor, es una joya.

Pero con la victimización, ni a la esquina...

¿Usted sabe cómo se veía tirado en el piso, en medio de un salón, llorando con hipo?
Hay espacios y espacios, para darle rienda suelta a la emoción.
Claro, en medio de una vivencia, con más o menos 30 o 40 personas participando, disfrutando, compartiendo...

¡Y usted!


Se tira al piso y se pone a llorar a moco tendido, cual Magdalena arrepentida, por el amor de una ingrata mujer (yo) que no lo ha sabido, o querido querer...

Todos y todas preocupados por "qué le pasa a este tío, que llorar con pataleta" haciendo un escándalo mayúsculo...

¿Usted sabe cómo se veía?...

PATÉTICO.

Si usted esperaba que la ingrata mujer (yo) se sintiera conmovida y lo fuera a consolar, estaba muy equivocado. Fueron muchas... fueron otras, pero la que usted esperaba, no fue.

Con tamaño numerito de victimización, usted consiguió el beneficio que esperaba, la retribución: SER CONSOLADO. ( No se olvide que el sufrimiento, la victimización, puede convertirse en una adicción emocional, porque consigue llamar la atención de otros)

Pero en el caso de la persona que usted esperaba, provocó el efecto contrario:

repudio, distancia, vergüenza ajena...

sensación de "esto ya lo he visto antes... Ah, claro. Lo veo todos los días, en el jardín infantil donde trabajo."

A usted se le olvidó un pequeño, gran detalle. La causante de todos sus "tormentos exagerados y públicos" es una mujer fuerte, pese a que no lo parezca, que por sobre todas las cosas, necesita admirar a un hombre y no hay admiración posible ante tan grotesca forma de llamar la atención.

Insisto, los sentimientos son algo maravilloso y el ser capaz de expresarlos también, pero...

pero, la sensiblería barata, la victimización a ese nivel, los numeritos melodramáticos, los show de teleserie mexicana... no.

Qué horror, qué papelón.

No hay salud para soportar tanto...

domingo

INCONGRUENCIAS... ¡qué agotador!

Los seres humanos somos seres extraños..
La mente, el corazón y el cuerpo viven en constante pugna.
No creo que exista otro animal sobre la faz de la tierra que sea capaz de vivir en tal contradicción.

El cuerpo grita por una cosa y la mente ordena otra.
El corazón siente A y la mente opina que B,
y dictamina al cuerpo hacer C.
Uf!

Si decido hacer lo que mi corazón dice, mi mente reprocha sin tregua y mi cuerpo duda... entonces hago con inseguridad, o con miedo a equivocarme.

Si decido hacer lo que mi mente opina, el corazón sufre y mi cuerpo pierde energía... entonces hago sin ganas, sin motivación.

Si finalmente, cansada ya, hago lo que me impulsa mi cuerpo, la mente no se calla nunca y el corazón se decepciona... entonces mi hacer se vuelve confuso y al no tener un motivo pierde decisión y voluntad.

Cómo se logra realmente orden, equilibrio y coordinación
entre estas 3 poderosas fuerzas..?
A quién seguir, quién debería ser la brújula para decidir?

Ah?

Mujer Fecunda...

Fecundidad es mujer,
fecundidad es milagro,
fecundidad eres tú,
mezcla misteriosa de carne con galaxia,
tú con tus brotes femeninos de savia ardiente
enloqueces al mundo que es tuyo,

mujer... que con aroma y gracia
inspiras los versos más elocuentes
en las mentes de los hombres,
mujer es luna,
mujer es contradicción,
mujer es el vértigo lisérgico de tus miradas castañas,
como ese océano, como esa agua que te hace piel,
piel de mujer, piel de universo

A mi hermana...



sábado

Un poquito de humanidad...

Esta hermosa fotografía, fue tomada en mi salón de actividades, mientras guiaba un ejercicio que tomé prestado de la Biodanza.

Al verla me sentí conmovida...

Los chiquitos de la imagen tiene 3 años. Él es colombiano y ella chilena.

Pero para ellos no existen las diferencias culturales, ni los problemas políticos, ni las restricciones vehiculares, ni los problemas económicos.

Para ellos, ni siquiera existe el futuro, ni aún logran distinguir entre el pasado, el presente y el futuro...
Todo es un continuo HOY. Para ellos sólo existe este momento en que miran con intensidad el rostro de un otro, buscando, encontrando, disfrutando.

¿No será esto lo que nos está faltando para ser mejores personas... ser como niños?
¿Cuánto más nos enseñarán los niños?
¿En qué momento perdimos esa capacidad de asombro y admiración hacia el ser humano?
¿Cuántos abrazos, caricias, miradas a los ojos, contactos, nos hacen falta para comprender que sólo mediante el amor, se puede conseguir la tan anhelada paz?

Y si es tan simple y tan "primal"
Sólo con dar y recibir unos cuántos abrazos al día, unas cuántas miradas con dulzura, gestos suaves, ya nos podemos sentir distinto.
Sólo con regalar una sonrisa al señor que vocifera en un taco, la actitud cambia...

Me quito la armadura,
dejo a un lado el arco y la flecha,
me saco el maquillaje de guerra,
respiro profundo,
siento la humedad del aire,
la frescura de la mañana,
y me dispongo a descubrir la belleza que puede haber en un gesto dado con un poquito de humanidad.